
Garden of the Soul. Un espacio a través de jardines.
Garden of the soul es un estudio de yoga a las afueras de la ciudad de Medellín, ubicado en el alto de las palmas, a 2550 m.sn.m rodeado de bosque, agua y naturaleza. Garden está parcialmente enterrado en el edificio que se ubica, lo que crea una atmósfera de introspección y recogimiento. El espacio busca crear una experiencia de percepción y silencio; de desconexión del mundo exterior.
Garden se concibe como una interacción entre elementos naturales y estructuras geométricas, integrandose al paisaje con una presencia contenida, y silenciosa.
Los materiales principales del estudio se componen de madera, piedra natural y elementos de luz indirecta.
El recorrido del espacio comienza en un túnel de luz tenue de madera que accede suavemente hacia el interior, generando una transición gradual del entorno exterior al espacio contemplativo interior. Lo primero que se percibe es un gran pasillo rectangular interrumpido por una circunferencia en piedra natural, en el que en todo el centro se encuentra un cuerpo de agua que no solo actúa como elemento visual y simbólico, sino que también regula la temperatura y filtra el sonido hacia el interior.
La piedra se utiliza en muros circulares y en ciertos objetos del espacio, estableciendo un diálogo silencioso entre lo construido y lo geológico. No hay ornamentación. La estética se basa en la repetición de líneas limpias, la textura y el peso visual de la piedra, y el juego cambiante de la luz artificial con la natural.
El visitante atraviesa una secuencia de jardines diseñados no como ornamento, sino como parte activa de la experiencia espacial. Cada jardín tiene una lógica propia, pero todos responden a una misma intención: desacelerar el paso, preparar el cuerpo y la mente para el espacio interior.
Los jardines de piedra y musgo, inspirados en los principios del karesansui japonés se compone de grandes rocas dispuestas con precisión sobre un una base de arena creando una composición abstracta. No hay plantas, solo materia mineral y vacío.
El jardín sonoro, donde el agua es presente, no de forma visual, sino auditiva. El murmullo a partir del goteo constante sobre superficies de piedra, guía la atención hacia el oído. El agua no se ve de inmediato, se escucha. Es un jardín donde el sonido define el espacio.
Equipo:
Área: 250 m2
Fotografías: Mónica Barreneche
Arquitectura: ar_ea
Construcción: Gabriel Aguilar
Branding: Sr. Wheel
Diseño de iluminación: Estudio de Dos